¿Cuándo y cómo has empezado aprender español?

Esta pregunta emerge de vez en cuando digo que soy profesora de español. A veces me preguntan mis familiares o mis estudiantes.

El origen

Entonces, empecé aprender español cuando tenía catorce años en las lecciones privadas, gracias a mis padres que pudieron pagar por las clases adicionales cada semana. El motivo por el que comencé mi aventura con la lengua de Cervantes fue muy simple, de verdad. Ya sabía bastante bien el Inglés, no fue ningún desafío para mí recordar siguiente vocabulario inglés ni repetir los ejercicios de gramática tanto en la escuela como en las clases privadas del lenguaje de Shakespeare, esta vez.

Atendí a la escuela secundaria en los tiempos en las que la segunda lengua extranjera fue como una opción obligatoria para cada de los alumnos. Mi escuela ofreció solamente Alemán, que no me gustó mucho. De una parte fue la culpa de mi profesora que no me incrustó en esta lengua de tal manera que luego quisiéramos aprenderlo. De otra parte me gustaba la visión de la posibilidad de comunicarme con la mitad del mundo y el Español lo permite.

Los principios

Entonces preguntó a mis padres si era posible que pagarían por estas clases, y que fue más difícil, encontrarían el profesor que hace diez años no fue una tarea fácil. Pero… llegó este día en el que mi profesora vino a mi casa para la primera lección. ¿Cómo sentí en este momento? Pues llena de emociones y con las expectativas positivas que iba a conocer algo que mis amigos no sabían. (En este periodo español era algo exótico en la opinión de la gente de mi entorno).

Hasta hoy en día recuerdo mi primera lección. No era típica, en las que se empezaba con los saludos y despedidas. Mi profesora tenía otra táctica. Me trajo un texto bastante largo para que lo leyera en voz alta. De esta manera me mostró que la pronunciación española es fácil (que se cambió durante los estudios de filología, pero en este momento no importaba) y que todo el proceso de aprendizaje sería tan claro como leer este fragmento.

Visión del futuro

Ninguna de mis escuelas no me permitió estudiar español en su programación. Pero después de cuatro años del aprendizaje con mi profesora emergió el momento de tomar la decisión que haber hecho después del colegio, con qué rumbo iba a flotar. Tras las discusiones con mi padre decidí que iba a empezar los estudios de filología hispana. Quiero hacerlo en una de las universidades en Polonia, elegí tres más cercanas de mi ciudad natal: Universidad Jaguellónica (UJ) en Cracovia, Universidad de Silesia (UŚ) en Katowice y Academia Técnico-Humanista (ATH) en Bielsko – Biała. La única cosa que ahora puedo arrepentir es que no habría tenido la Universidad de Breslavia (UWr) en mi lista.

Cuando llegaron los resultados de reclutamiento, resultó que no me aceptaron en UJ, lo que traté como un fracaso de mis duros intentos a estudiar en Cracovia. Sin embargo, empecé estudiar en UŚ. Recién he estado de acuerdo que los estudios de verdad son el mejor tiempo de nuestra vida, no solo por el masivo tiempo para desarrollar los hobbies sino también por las oportunidades de viajar o visitar algunos sitios con los descuentos o gratuitamente solamente por ser estudiante.

Los estudios filológicos son bastante exigentes desde la perspectiva del nivel de cosas para memorizar. Cuando alguien no está acostumbrado a aprender de memoria el vocabulario en cantidad hacia mil palabras en una semana entonces no va a sobrevivir en los estudios filológicos. Tuvimos muchísimos asignaturas diferentes, desde la literatura hasta la gramática histórica y el periodismo. En general, la mayoría de ellas me abrió los ojos al español desde otro punto de vista y me explicó cómo funcionan algunas cosas que ya habría sabido.

Carrera profesional

Al fin… ahora soy profesora de español en dos escuelas, una primaria y una secundaria. Trabajo con la variedad bastante grande de los alumnos desde 12 hasta 19 años. Eso me permite ampliar muchísimo mi metodología de enseñar. Especialmente por la razón de que los estudiantes en estas escuelas tienen una opción de elegir otras lenguas extranjeras.

Me encante este trabajo porque a la vez yo soy la alumna todavía. Ocuparse diariamente con la lengua no nos permite encerrar solo en el material que tenemos durante las clases. El Español es también mi afición, por eso no puedo imaginarme que no voy a desarrollarme en este campo cada día. No sé cómo se va a continuar mi proceso de aprender español. Qué herramientas utilizaré, qué páginas descubriré o quién conoceré. Pero, la única cosa que sé ahora es que ¡nunca a pararé!

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